La Evangelizacion de los catolicos

Comienza la primera parte con un planteamiento muy directo y americano, presentando tres casos de conversiones por distintos caminos. Hahn explica su deseo de hacer un manual parala Nueva Evangelizaciónque ayude en el momento actual: pasa revista a la historia, se detiene quizá excesivamente en el caso de Estados Unidos y recalca que son los laicos los que tienen el principal peso en esta importante tarea. En el capítulo 5 desarrolla una teoría original e interesante: la evangelización y la vida cristiana deben seguir el mismo camino que recorre el enamoramiento, el noviazgo y el matrimonio: sentir el amor (enamorarse), comprometerse en el amor y crecer en el amor. Es un esquema obvio, pero olvidado por muchos cristianos que solo ven en el cristianismo unas exigencias y unas prácticas y se han olvidado de lo más importante: el seguimiento amoroso de Cristo.

La segunda parte, la respuesta, más atrayente y práctica, es el desarrollo de lo que piensa que debe ser la evangelización. Elpunto de partida para el autor es imitar la “primera evangelización”. Pasa revista a la labor de los evangelistas, las lecciones de la iglesia primitiva (donde sigue a Rodney Stark, autor de La expansión del cristianismo, Trotta, 2009) y recalca la importancia evangelizadora de la familia y la presencia de los laicos en la sociedad, presentando el catolicismo como un modo de vida tremendamente interesante. El núcleo del capítulo 8 dedicado a la labor de la familia lo constituyen unas actitudes básicas que están muy trabajadas por el autor y que presenta de manera sugestiva.

Por último, la tercera parte, el mensaje, se ocupa del contenido de la Nueva Evangelización. Soncapítulos de explicación sencilla de la fe y de los puntos que hay que dominar para una explicación coherente de lo que se cree y de la vida cristiana. Tiene muchos elementos aprovechables, pero se centra demasiado en el concepto de Alianza, que sin ser un término extraño al catolicismo es un elemento que se ha cultivado más en ambientes protestantes, frente al de historia de la salvación, que quizás resulta más familiar y que ha sido muy positivamente empleado por el Concilio Vaticano